La pandemia nos ha abierto los ojos respecto al mundo rural

Gemma Carbó señala la necesidad de compensar la gestión del territorio rural con garantías de sostenibilidad

La Universidad Internacional de Andalucía (UNIA) analiza la gestión del patrimonio cultural frente a las prioridades del desarrollo sostenible y la Agenda 2030, una actividad en la que la investigadora en cultura y educación Gemma Carbó, ha reivindicado “su valor ante el desafío de construir una sociedad más sostenible en lo social y medioambiental”.

Carbó ha incidido en la necesidad de “compensar la gestión del territorio rural con una garantía de sostenibilidad”, y poner su patrimonio “al servicio de la creatividad contemporánea”, conectando estos espacios con la sociedad urbana, según señala la UNIA en un comunicado.

Durante su intervención Carbó ha explicado que las capacidades en el mundo rural remiten “a la memoria, la herencia y el conocimiento aprendidos”. La experta, ha reivindicado asimismo la importancia de esta herencia, por tratarse de “saberes prácticos que nos permiten avanzar y empoderarnos”, y de los que “podemos aprender para hacer frente a retos presentes y futuros”.

Gemma Carbó ha incidido en que “cuando hablamos de patrimonio no lo hacemos únicamente de algo material, como el patrimonio arquitectónico, sino también de lo intangible: saberes y conocimientos” que, en el caso de lo rural “pueden hacernos repensar nuestro futuro desde la sostenibilidad”.

En relación a las comunidades rurales, Carbó ha resaltado que “en España son pocas las personas que viven en el mundo rural”, aunque “gestionan una gran parte del territorio”, y que “hablar de sostenibilidad desde la gestión cultural pasa por hablar de territorio”. Ante esto, mantienen que es “importante plantearse cómo abordar el derecho al acceso a la cultura”, además de “cómo compensar la gestión del territorio rural como garantía de sostenibilidad, desde un enfoque que alcance a las ciudades, conectando esta ruralidad con la sociedad”.

El campo como respuesta

Carbó señala que la Covid nos ha abierto los ojos respecto al mundo rural, rescatando un mundo relegado al olvido. El aislamiento y la obligación de frenar y evaluar los ritmos de vida modernos, habría posibilitado “una puesta en valor de hechos culturales asociados a la ruralidad, que hasta ahora pasaban desapercibidos o eran incluso denostados”, ha matizado.

La también directora del Museo de la Vida Rural ha considerado que, lejos de estar amortizados, el bagaje y legado de los pueblos goza de plena actualidad, ya que este patrimonio “nos habla ya de temas como la economía circular, la gestión sostenible de recursos naturales como el agua, o cuestiones relativas al género y relaciones de poder no demasiado equitativas”. “Un tesoro que poner al servicio de la imaginación y creatividad contemporáneas, para aprender de lo que nos sirve y descartar aquello que no queramos repetir”, ha señalado.

Las oportunidades del mundo rural como esperanza para un desarrollo más sostenible e inclusivo son uno de los ejes que atraviesan el curso Patrimonio cultural y Agenda 2030: desarrollo, capacidades y derechos, que la UNIA celebra estos días en la Sede Antonio Machado de Baeza.

Gemma Carbó es historiadora y gestora cultural, además de doctora en Políticas culturales y educación. Desde 2018 está al frente del Museo de la Vida Rural, centro de la Fundación Carulla en el municipio de L’Espluga de Francolí (Tarragona) para la interpretación y difusión del legado inmaterial del mundo rural mediterráneo, clave para una transición hacia un desarrollo sostenible.

Fuente. Epagro