El futuro se escribe en femenino

Por su interés reproducimos el artículo publicado en Serranos y Rurales

EL FUTURO SE ESCRIBE EN FEMENINO

La marcha progresiva de las mujeres de los territorios rurales de España, especialmente las más jóvenes, supone un grave problema para la sostenibilidad del medio rural. Desde un punto de vista económico, toda la literatura consultada coincide en que las mujeres son imprescindibles para conseguir un verdadero desarrollo rural sostenible y para evitar la lacra de la despoblación, quizá el mayor problema al que se enfrentan nuestros pueblos.

La presencia de las mujeres en el medio rural tiene un efecto cohesionador, y es el principal factor para luchar contra el gran envejecimiento de la población rural y la fuerte masculinización, dos causas directas de la despoblación, según todos los expertos. Los valores intangibles que aportan las mujeres en el medio rural van acompañados de su fuerte peso a nivel de diversificación económica. Este tipo de estudios sirven para empoderar, valorizar y dar una consideración justa al papel de las mujeres en el medio rural, imprescindible para el futuro de éste, pero solo son el comienzo de una verdadera conciencia de igualdad de género incondicional.

Desde el punto de vista económico, ya hemos analizado el papel fundamental que cumplen las mujeres como dinamizadoras de los territorios rurales, a través de los Grupos de Acción Local y las Redes Territoriales, y por propia iniciativa. Entre los datos más relevantes, destaca que la inmensa mayoría de las empresarias rurales (79%, prácticamente 8 de cada 10), son autónomas que apuestan por desarrollar ideas de negocio que proporcionan servicios o bienes inexistentes en sus territorios, lo que tira por tierra todas las consideraciones sobre dependencia de la mujer emprendedora en el medio rural.

Desde que comenzó LEADER hace más de 20 años, las emprendedoras rurales han contribuido a la diversificación de la economía del medio rural a través de iniciativas que han ayudado a la correcta consecución de las tradicionales labores agrarias, complementando éstas con otras actividades relacionadas, como la transformación y comercialización de productos locales, el turismo rural basado en las experiencias, etc. Las mujeres rurales innovan, y contagian esa innovación al medio rural. Ya hemos visto como el papel de las mujeres rurales empresarias crece cada vez más dentro de las economías rurales.

En España, más de la mitad de los emprendedores rurales (el 54%) son mujeres, un dato llamativo si tenemos en cuentan que en el entorno urbano sucede lo contrario: el 70% de los emprendedores son hombres. ¿Qué podemos hacer para seguir poniendo en valor, dignificando y reconociendo el papel de las mujeres como agentes de cambio y de regeneración imprescindibles en el medio rural? En primer lugar, favoreciendo su ascenso a puestos de responsabilidad y facilitando su presencia en órganos de tomas de decisiones (en el anterior capítulo hemos detectado este desequilibrio). Es cierto que la mujer rural siempre va a tener que hacer frente a algunos obstáculos ya mencionados, como la conciliación laboral, pero esto no puede ser excusa para seguir negando su presencia a la hora de tomar decisiones.

Los datos de las pasadas elecciones municipales revelan que las mujeres querrían poder tener un mayor peso y una mayor participación en el ámbito de la política local en poblaciones con menos habitantes. Las pasadas elecciones municipales revelan que en los pequeños municipios españoles la proporción de mujeres en puestos de relevancia política, como alcaldías y concejalías, va en aumento. Por tanto, pese a algunos avances y mejoras en la situación de la mujer rural, este progreso es, a todas luces, insuficiente.

Las mujeres del medio rural necesitan una legislación que las favorezca, que las visibilice, que las haga partícipes del desarrollo que ellas mismas lideran sobre el territorio, pero que no es patente en despachos y foros. Las mujeres rurales han de ocupar puestos de responsabilidad en órganos de gestión y de toma de decisiones; deben estar representadas de forma equilibrada en las mesas sectoriales, en las Juntas Directivas de los Grupos de Acción Local y Redes Territoriales, en los Comités de Seguimiento del Marco Nacional y de los Programas de Desarrollo Rural, así como en todas las instituciones vinculadas a la Red Rural Nacional; deben impulsar Grupos de Trabajo específicos, organizarse, sindicarse, hacerse oír; deben utilizar a su favor las nuevas tecnologías para ayudar a reducir esta brecha, así como formarse constantemente para tener así siempre herramientas para defenderse contra estas desigualdades estructurales e inherentes a las sociedades tradicionales e históricamente patriarcales. Conseguirlo es tarea de todos.
El aumento progresivo de la participación de la mujer en puestos de toma de decisión ha influido y está influyendo positivamente en la dirección del cambio cultural y social en curso, de tal forma que la existencia de voces femeninas en el seno de los partidos políticos y en el sistema representativo tiende a romper con la diferencia acerca del papel de las mujeres en la vida pública (DIZ&LOIS). Del presente informe se desprende que todavía hay mucho trabajo que hacer y las propuestas son amplias y diversas para todos los agentes implicados en hacer que la participación generalizada de la mujer, tanto en dirección como en gestión, sea una realidad en nuestro país. Entre todos se puede conseguir un avance que será bueno para las mujeres, pero también para el sector empresarial, para la administración y para la sociedad.
Fuente: Serranos y Rurales