Las mujeres rurales afrontan serios problemas de conciliación laboral y familiar, una situación acentuada por la pandemia, con la paralización de servicios como escuelas o guarderías, y con dificultades para la ayuda en el cuidado de los mayores por algunas instituciones.
Las presidentas de las principales asociaciones de mujeres rurales, coinciden que ha aumentado durante los meses de confinamiento, es esa parte poco visible, que es el cuidado dentro del hogar, debido a la paralización de muchos servicios, y todo ha recaído, principalmente, en las mujeres, que ya vienen gestionando gran parte de las tareas domésticas. Así lo afirman a Efeagro.
“La pandemia ha puesto de manifiesto que en el rural la conciliación es prácticamente inexistente y que, cuando salieron los servicios públicos, al final los usos y costumbres hicieron que las mujeres tuvieran que volver a ocuparse de las labores de cuidado”, resume la presidenta de la Federación de Asociaciones de Mujeres Rurales (Fademur), Teresa López.
Una situación que “se complica muchísimo” para ellas cuando en muchos pueblos no cuentan con buena conexión a internet, un reto para la educación de los niños y para impulsar sus formaciones profesionales.
Además, el hecho de que las tareas domésticas caigan en mayor medida sobre ellas, reduce sus posibilidades de acceso al empleo, tal y como han constatado algunas de ellas al hablar con sus asociadas.
“Al no ir los niños al colegio, ellas ya no podían ir a trabajar. Muchas han tenido que decir ‘no puedo incorporarme a mi trabajo, porque ¿con quién dejo a mi hijo o hija?’. Eso siempre nos repercute a las mujeres, porque en una pareja el hombre tiene más facilidad a la hora de descargar y salir“, explica la presidenta de la Federación de Mujeres del Mundo Rural (Ceres), Inmaculada Idáñez.
Esto tiene un efecto directo en la capacidad económica de ellas, ya que, al reducir sus horarios de trabajo, “hay más pobreza y menos independencia”, continúa Idáñez, quien asegura que algunas de ellas trabajan en negro por falta de oportunidades y tienen una gran dependencia de los maridos.
“No existe, la conciliación en el mundo rural no existe”, insiste la presidenta de la Asociación de Familias y Mujeres del Medio Rural (Afammer), Carmen Quintanilla, quien alega que para poder volver a la normalidad laboral muchas de ellas han tenido que contratar a cuidadoras o contactar con personas cercanas para que cuiden de las personas a su cargo.
A pesar del paso de los meses, la presidenta de la Federación de Mujeres y Familias del Ámbito Rural (Amfar), Lola Merino, recuerda que todavía “no hay vida normal”, con muchos municipios confinados o con restricciones, pero ha destacado que, por parte de sus asociadas, han registrado que ha habido una mayor conciliación en el que “todos los miembros de la familia han sido ejemplares”.
Aún así, no son ajenas a la problemática, ya que “son las mujeres las que suelen dejar y abandonar su puesto de trabajo para los cuidados” de familiares o personas mayores.
La presidenta de la Asociación de Mujeres Cooperativistas Agrarias de España (Amcae), Jerónima Bonafé, explica que la conciliación es algo “difícil y complicado”, sobre todo por ese “rol” asignado que ha continuado en la “misma tónica” durante la pandemia.
Sin embargo, todo este esfuerzo “todavía no” ha sido reconocido por la sociedad, lamenta Bonafé, por lo que la situación se mantiene “como antes”.
Coincide en este tema la presidenta de la Federación de la Mujer Rural (Femur), Juana Borrego, quien alega precisamente que, incluso aunque ambos miembros del matrimonio hayan estado en casa trabajando, las labores del hogar recaen en ellas.
“Es un trabajo que se ha hecho en la familia para mejora de todos pero para la sociedad aún es obligación de la mujer. Vivimos en un estado en el que seguimos sin tener la igualdad. Es verdad es que hay algunos hombres sí que ayudan pero en general no han apoyado en el tema del hogar”, lamenta.
Aún así, todas ellas tienen la esperanza de que la situación cambie con el tiempo, un cambio de mentalidad que consideran que se ha de ver reflejado en la educación en las escuelas, así como en las políticas, para lograr cambiar de forma estructural este problema que es la falta de conciliación para las mujeres en el mundo rural.
Fuente: Efeagro