El 41 % de los titulares de explotaciones agrarias en España son mayores de 65 años, frente al 31 % que suponían hace un año, según los datos publicados por la empresa de indexación y mercado de fincas rústica Cocampo en su informe Estructura del suelo Rústico en España 2023.
El 25 % de los propietarios de fincas agrarias en España tiene entre 55 y 64 años y solo el 4,07 % de los agricultores tienen menos de 35 años, según el documento.
Este envejecimiento de los propietarios está disparando el número de transmisiones de fincas rústicas, que alcanzaron las 437.355 operaciones en 2022 y que, según el análisis de Cocampo están provocando una polarización en la dimensión de las fincas: se incrementa el número de aquellas con más de 100 hectáreas (+7,69 %) y de las menores a 1 hectáreas (+44,45 %).
De las 437.382 transmisiones de fincas rústicas que se completaron el año pasado (un 1% menos que el año anterior, pero considerablemente superior a la de años anteriores), las transmisiones incluyen 175.771 herencias (-1,86 %) y 156.925 compraventas (-0,99 %).
El documento también destaca que en España existen 94.096 hectáreas clasificadas como abandonadas y 2,2 millones de hectáreas sin aprovechamiento, sobre todo en Galicia, Asturias y Cantabria, cuya superficie sin aprovechamiento es del 35,40 %, 20,90 % y 16,50 % respectivamente.
“Los minifundios, la fragmentación del suelo por los procesos de sucesión por herencia y la desconexión ciudad-campo, favorecen esta ineficiencia e incrementa el riesgo de fenómenos indeseados como los incendios. Por el contrario, la explotación de los créditos de CO2 o de la biomasa, por ejemplo, suponen nuevas oportunidades para estas tierras”, a juicio de los especialistas de Cocampo.
El precio medio de la tierra para uso agrario en España ha aumentado en 56 euros por hectáreas, desde los 10.124 euros por hectáreas de 2020, hasta los 10.180 euros por hectárea en 2021.
El precio medio de cultivo más alto corresponde al invernadero con 216.085 euros por hectáreas, mientras que el más bajo pertenece a los aprovechamientos con 4.524 euros por hectáreas, importes medios que, según Cocampo “no reflejan las grandes discrepancias que existen entre fincas como consecuencia, principalmente, del acceso al agua y de la distancia a los grandes núcleos urbanos”.
El total de suelo arrendado es del 37,42 % de los 23,9 millones de hectáreas de Superficie Agraria Útil (SAU) en España, algo que Cocampo explica por “la profesionalización del campo, el uso de nuevas tecnologías y la búsqueda de economías de escala promueven la figura del operador especialista y el incremento de los arrendamientos”.
“Como consecuencia deseable, un mercado potente de arrendamientos favorecerá el acceso a la tierra para jóvenes y nuevos agricultores”, señala esta empresa.
La entrada de los fondos de inversión
El 93,8 % de los titulares de explotaciones son personas físicas y el 6,2 % restante personas jurídicas. Computan entre las personas jurídicas las cooperativas y entidades públicas.
“Los fondos de inversión, grandes empresas y gestores de patrimonios familiares están invirtiendo en el campo español, pero las cifras muestran que la estructura de propiedad se mantiene hasta el momento inalterada“, concluyen los especialistas en venta de fincas de Cocampo.
No obstante, el documento incluye un análisis a nivel internacional realizado por la firma Valoral Advisors sobre la inversión en el sector que señala que “en los últimos diecisiete años, el número de fondos de inversión especializados en agricultura y alimentación se ha multiplicado por más de veinte veces”.
En la actualidad, según este mismo análisis, han entrado casi 900 fondos con activos bajo gestión que rondan los 140.000 millones de dólares (casi 132.000 millones de euros). Cocampo considera que el gran reto del campo es el relevo generacional y que para resolverlo es necesario facilitar el acceso a la tierra.
A juicio del fundador de Cocampo, Regino Coca, “para conservar la estructura de propiedad tradicional de pequeños y medianos agricultores, así como para facilitar el acceso al sector de los jóvenes, sería fundamental que las cooperativas incrementen sus capacidades, ofreciendo a sus partícipes la tecnología y los medios necesarios para disfrutar de las mismas economías de escala que los grandes terratenientes”.
Fuente. EFEAGRO