Todos los valores que despliega una buena gestión de las emociones a título personal, por supuesto que tiene una traslación al mundo emprendedor y por tanto a la empresa y al equipo que la conforme. La inteligencia emocional se ha podido constatar como un auténtico acicate a la hora de establecer una ventaja competitiva, tanto a nivel individual, como colectivo.
Al día de hoy, podemos comprobar como grandes corporaciones y también pequeñas van incorporando el desarrollo de las competencias emocionales como una estrategia de gestión de recursos humanos que facilita el alcance de logros y éxitos consensuados y participativos, así como metodología de resolución de conflictos
Tomando el ámbito natural de ecosistema emprendedor , la empresa, el equipo de personas, (socios y/o trabajadores) y el contexto social, apostaremos por incentivar estrategias de gestión de Inteligencia Emocional conducentes a mejorar el hábitat laboral.
Trabajaremos, por tanto, las siguientes capacidades:
- Promoción de la Escucha y Comprensión: Articulando canales de comunicación transparentes, que faciliten la comprensión y el entendimiento, teniendo en cuenta sentimientos y preocupaciones, retroalimentando continuamente las emociones del grupo.
- Detección de necesidades personales y del equipo. Estableciendo itinerarios informativos y formativos que nos ayuden a enriquecer el desarrollo personal
- Favoreciendo la diversidad. Mediante la facilitación del empoderamiento personal, creando escenarios de creatividad, innovación y desarrollo
- Posibilitando la autorrealización: Consensuando la participación para planificar el éxito conjunto del equipo.
Frenos al desarrollo de la inteligencia emocional:
Evidentemente no todo fluye como se podría esperar en el campo de la inteligencia emocional y más en el ámbito de la empresa. Cortapisas, frenos, empezando por la falta de convencimiento, utilidad o reporte de mejora en la gestión de la empresa, constituyen auténticos estrangulamientos para el despliegue de las beneficencias de la gestión emocional. Veamos estos posibles estrangulamientos:
- Sobrecarga Laboral: Tanto si somos emprendedores individuales como si tenemos equipo, la tendencia es que la tarea y competencia profesional exclusiva, absorbe tiempo para cualquier otra acción que no sea el puro trabajo
- Falta de autoestima y Reconocimiento: Cuando no se valora el talento, las habilidades, en definitiva el reconocimiento, los procesos de autoestima no encuentran la motivación suficiente, siendo más propensos a la depresión, dejadez, fracaso.
- Ausencia de Criterios de Facilitación de Nuevas Alternativas de Gestión: Excesiva rigidez y poca flexibilidad a las nuevas tendencias y cambios.
- Ausencia de aptitud entusiasta: Cuando la ilusión no se favorece ni amplifica el desánimo “entra por la ventana”.
IMPORTANTE:
Weisinger, autor del libro “La inteligencia emocional en el trabajo”, señala que en una organización emocionalmente inteligente, los empleados tienen como responsabilidad aumentar su propia inteligencia emocional mediante el desarrollo de la autoconciencia, el control de las emociones y la automotivación. También responden del uso que hacen de la inteligencia emocional en las relaciones con los demás, desarrollando técnicas de comunicación eficaces, un buen conocimiento interpersonal y ayudando a los demás a ayudarse a sí mismos; además, todos se sirven de esta inteligencia para aplicar mejoras a la organización.
Vídeo sugerido: Motivación y automotivación.